El colmo del mal gusto

Repite ropa cada día. No se lava el pelo. No se lava los dientes. No se recorta los pelos de la nariz. No se ducha. Se viste como fulana. Destroza vestidos.

¿Sabéis de quién estoy hablando? ¡Bingo! No tiene clase y jamás la tendrá. El buen gusto es algo que ni huele pero se supone que tiene estilistas para aconsejarla. Aunque viendo esta promo, no creo que ese estilista exista.

Ayer iba de árbol de Navidad y le sentaba fatal. No se entera que los vestidos son para mujeres con curvas y no para palos de escoba. Llevaba unos zapatos muy altos y como no sabe andar, no tardó en quitárselos. Mirad por lo que reemplazó los Louboutin.

Es que es para abofetearla... ¿No tiene bailarinas? ¿No tiene unos zapatos más bajos? ¿Tiene que ponerse zapataillas y, sonbre todo, las más asquerosas del mundo? Como el rebaño le aplaude todo, ella las exhibe con gusto porque sabe que la borregas le reirán la gracia. Para el resto de los mortales, es un claro signo de gilipollez.

Las zapatillas más viejas, sucias y agujereadas, son las elegidas para una premiere y un vestido de alta costura. ¡Si hasta tenían la suela despegada! Es muy patética. Luego se queja de que la gente se mete con ella... Poco le dicen para todo lo que se merece. Es demasiado estúpida.

No le basta con destrozar vestidos para convertirlos en atrezzo de una película porno, sino que los complemente con lo más asqueroso que tiene en el zapatero. Espero que haya disfrutado porque se le acabó el chollo.