Mucho pero mucho maquillaje y días de photoshop. Ella es tan guapa que no necesita nada. El problema de esta tipa es que con miles de retoques, sigue siendo un bicho. Este es el antes y el después. La realidad y la ficción.
Y que nos sigan diciendo que la Kikis es guapa y no necesita retoques. Pues Vanity Fair piensa que sí los necesita y muchos. Más le vale que se ponga un saco en la cabeza antes de salir a la calle. Si la gente no la para, es porque no la reconocen. Es lo que tiene ir siempre más pintada que una puerta.
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