martes, 15 de noviembre de 2011

Crítica al enorme truño llamado Amanecer

Afortunadamente la saga Crepúsculo cada vez está más cerca de su fin pero, por supuesto, antes de la despedida definitiva primero hay que enfrentarnos con su penúltima entrega Amanecer Parte I.
Luego de las tres poco memorables y poco acontecidas películas anteriores, este nuevo capítulo llega a las salas de cine con la promesa de darle a los espectadores lo que han estado esperado durante cinco años: la consumación del amor entre Bella y Edward.
Partiendo de la premisa de que los libros de Stephanie Meyers, en los que está basada la saga, han recibido el repudio de los críticos literarios a nivel mundial, claramente este final de la historia tampoco tiene pretensiones de recibir otros elegíos más que de sus fanáticos.
Uno de los grandes momentos que presenta este nuevo film es el esperado matrimonio entre los personajes de Kristen Stewart y Robert Pattinson, quienes parecen haberse encasillados en la bi dimensionalidad de sus personajes y lucen igual de acartonados que en las anteriores entregas.

Luego de ver esta película muchos entenderán la decisión que tomó Kim Kardashian al divorciarse tan solo 72 días después de su boda, porque la imagen del matrimonio que se presenta en la primera parte de Amanecer es sencillamente aburrida, tediosa y rutinaria.
Una paradisíaca isla en Brasil sirve de escenario para el momento más importante de la película, cuando Edward y Bella finalmente harán el amor por primera vez. Claramente el espectador recibe la incomodidad y el nerviosismo del momento, por tratarse de una primera vez… Pero sobre todo gracias al poco “amor” que se percibe durante las escenas de una luna de miel en la que los conyugues terminan jugando ajedrez en vez estar el día entero en la cama abrazados como cualquier pareja de recién casados.

A pesar de todas las posibilidades dramáticas de la historia, la narración es fría y poco emocionante, aunque el director Bill Condon trate de convencernos de que en la pareja protagónica hay amor y pasión al mostrarnos el lecho nupcial hecho pedazos.
A diferencia de sus predecesoras, el conflicto principal que plantea Amanecer Parte I pareciera tener más complejidad y profundidad sin embargo, los diálogos dignos de telenovelas de bajo presupuesto y el ritmo excesivamente lento no permiten que esta nueva entrega rompa el molde y sea una mejor película.
Como ya sabrán, por la trailers, la felicidad de la pareja, si es que alguna vez la hubo, dura hasta el momento en el que Bella se da cuenta que inexplicablemente está embaraza de su esposo vampiro, y el film en vez de ir en in crescendo cae en una prolongada pausa que no logra reanudarse si hasta los último ocho minutos de film.

Ojalá que por lo menos los millones de adolescentes que irán a ver esta nueva película aprendan que hay que usar protección hasta cuando se va tener sexo con una criatura de fantasía.
Taylor Lautner, el tercer integrante de triángulo amoroso de la historia, en esta oportunidad permanece vestido casi toda la película y pone por primera vez a prueba su dotes como actor.
Inteligentemente una de las escenas más complejas que tiene su personaje, y también una de las más ridículas de la película, transcurre cuando está transformado en lobo para así evitarnos la difícil tarea de presenciar su máximo y lamentable histrionismo.
Ante esta fuerte descarga, seguro se estarán preguntando si Amanecer Parte I tendrá algo digno de destacar y después de mucha consideración, básicamente podríamos decir que el vestido de novia diseñado por Carolina Herrera es sencillamente espectacular y uno de los únicos elementos de la película que no resulta decepcionante.

A todas las críticas se le puede sumar las inmensas expectativas que se generaron con este filme, que sin duda lo hace pasar a esas producciones, que por el bien de todos, nunca debieron hacerse…

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No saben finjir amor PORQUE NO SON PAREJA. Merecida crítica a esta bazofia que no iré al cine a ver ni loca.


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