Rob en Jimmy Kimmel

Parece ser que Rupsten es una de las mejores cosas que le ha pasado a Rob. Si recordarmos sus entrevistas previas al exhibicionismo de Rupert y Kristen, estaba más apagado. Como que la chispa se había ido. Ahora, en cambio, lo vemos contento, relajado y con esa chispa otra vez. Librarse del montaje es bueno para él.

Llegó sonriente, con su acento inglés más notorio y bromeando. Si. ¿Sabes con lo que bromeó? Con el dogging. Es una palabra inglesa que significa ver sexo en un coche o participar en el sexo en un coche. Siempre en público. Vamos, sexo en la calle. ¿Las enfermas no lo pillan? Porque el mensaje está claro y el destinatario aún más. Ya dijo que a los que les gustan los gatos, son unos sociópatas. ¿Las enfermas tampoco ven el mensaje y el destinatario?

Pullas. Rob está lanzando pullas hacia esa adúltera que lo ha puesto en el ojo del huracán. Como siga concediendo entrevistas, será cada vez más explícito y a las enfermas nos les gustará lo que saldrá de su boca. Una pena que ellas se quieran hacer las sordas pero el chico está hablando de manera muy sutil.

Entre otras cosas, ha contado que vive de alquiler, que tiene 3 coches, que no sabe negociar (ahora entendemos más por qué se metió en el circo), que compra en Craigslist y por su sonrisilla tonta, le encantaron las escenas de sexo en Cosmopolis.